Existe una hipótesis lingüística (*) que postula la relación entre el habla de una persona, y la forma en que la esta entiende y conceptualiza el mundo. Lo que es decir que cada lengua posee palabras únicas, que sólo pueden ser decodificadas cabal y puntualmente por quien comparta ese mismo código, o habla. Así, por ejemplo, ¿cómo expresarle a un angloparlante lo que significa la frase «te quiero» sin acudir a un rodeo de palabras? ¿Tiene acaso la declaración «te quiero» el mismo alcance que «I love you»? No, no exageremos; eso se traduciría como «te amo», y este enunciado tiene una carga infinitamente mayor que un simple «te quiero». Entoces quizá podamos decir que equivale a «I like you». Mmm, no; tampoco. Cuando decimos «te quiero», connotamos un cariño y apego que trasciende el simple gusto por alguien. Cada lengua tiene sus propias maneras de percibir la realidad, y esto modela las formas ser, hacer y pensar de quienes la comparten; y así que nadie mejor para comprender al usuario de una lengua que otro usuario que la comparta.*Hipótesis Sapir-Whorf
Germán Isaurralde – Traductor