El Trastorno del Espectro Autista es una condición del neurodesarrollo que se caracteriza por un déficit persistente en la comunicación e interacción social y por patrones repetitivos y restrictivos de intereses y comportamientos. De manera conjunta, es posible identificar en ocasiones comorbilidad con TDAH (déficit de atención e hiperactividad) con gran implicancia de las funciones ejecutivas y alteraciones sensoriales y en la alimentación.
Las siglas TEA (Trastorno del Espectro Autista) o CEA (Condición del Espectro Autista) hacen referencia a la multiplicidad de expresiones de la misma condición, por lo cual, al hablar de espectro de síntomas, no podemos determinar que una persona con TEA se presente igual a otra ni reciba el mismo tratamiento. Cada diseño es único y está pensado en función de las necesidades de ese individuo.
Dentro de los tratamientos con evidencia científica disponibles para el abordaje de niños, adolescentes y adultos con Condición del Espectro Austista se encuentra la terapia cognitivo conductual, la cual se considera parte de un abordaje integral que atiende al individuo y su familia. Dentro de los ejes contemplados para el abordaje de una persona con CEA se encuentra el reconocimiento y modulación de la expresión emocional, el modelado de interacciones sociales a través de un entrenamiento en habilidades sociales, la estimulación para la participación en acciones conjuntas, y la flexibilidad cognitiva apelando a una amplitud en los intereses que permitan una relación con el entorno.
Siguiendo las recomendaciones de las guías NICE (National Institute for Health and Care Excellence) las intervenciones psicológicas deben ser la primera elección para el manejo de las dificultades de comportamiento, como también otros problemas de salud mental asociados especialmente déficit de atención, hiperactividad y ansiedad. Además, se deben considerar las intervenciones psicosociales que incluyan el desarrollo de habilidades de comunicación y habilidades sociales. La atención integral considerando a las familias y cuidadores (incluyendo a los hermanos) es otro pilar del abordaje terapéutico.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta:
- Considerar un tratamiento integral que contemple la intervención coordinada de distintos profesionales de la salud.
- Contemplar un abordaje individual, familiar y contextual.
- Atender a los intereses, creencias y necesidades de la persona con TEA como base para el abordaje.
- El modelo de intervención debe respetar las necesidades de orden, estructura y anticipación que muestran las personas con TEA.