Las llamadas Estrategias de regulación emocional agrupan todo aquello que, como adultos, podemos accionar e implementar para ayudar a regular lo que emocionalmente pueda estar sucediendo a los niños.
Dos aspectos a tener en cuenta
Hay dos aspectos de importancia a tener en cuenta. Por un lado, es necesario tener presente que en el desarrollo socio-emocional del niño no hay aún una preparación para autoregularse sino que es uno como adulto quien acompaña y contiene ese aprendizaje en la regulación. Y es ahí donde entra en juego el segundo aspecto a considerar: las Competencias Parentales. Este aspecto requiere revisar mis propias estrategias de regulación emocional para transmitir diferentes maneras de autoregulación; estas competencias son formativas y de sostén, por ejemplo, si no reviso mis formas de comunicación no puedo contribuir a que el otro se comunique de una manera asertiva.
La importancia de la observación
Es de gran importancia para el desarrollo de las competencias parentales practicar/ejercer la observación. Es de gran ayuda conocer al niño, observar sus conductas y qué es lo que puede estar provocándolas, ya que las conductas son formas de comunicación que están buscando manifestar algo.
Debemos considerar que el niño no analiza las maneras de comportarse y comunicarse del adulto, solo lo miran y siguen el ejemplo actitudinal (de ahí que la observación es también importante sobre uno mismo, sobre el otro y saber que el otro también me observa)
¿Qué necesitamos para generar este tipo de competencias?
En primer lugar, la predisposición para aprender. Es importante remarcar aquí el proceso de auto observancia, ya que todo lo que hacemos es información sobre como autorregularse. En otras palabras, si no doy el ejemplo de conducta el niño no va a registrar otra manera de resolver las cosas. “La mejor estrategia es revisarme yo como adulto mis propias estrategias de regulación emocional”
Comprender que es una acción colaborativa, en la que proponemos compartir la tarea que le genera malestar -armar rompecabezas, ordenar los juguetes- para generar el cambio de conducta. Por ejemplo, intentar armar rompecabezas, resolver una tarea del colegio etc. puede genera frustración en el niño, por lo que no ayuda el intento de corregir sino realizar la intervención desde un lugar de prueba y error, transmitiendo que la forma de aprender es intentar de varias maneras.
Cambiar el patrón de autoridad por el de confianza. El reproche no construye positivamente, solo manifiesta que como adulto tengo la razón, pero no está enseñando de qué maneras modificar las respuestas. La ayuda a la regulación emocional no viene de la mano del reproche, pero tampoco de la indiferencia. Esto quiere decir que no debemos actuar como si nada pasara. Por el contrario, se registra y valida lo que sucede y al mismo tiempo se busca dar opciones de respuesta enfatizando la posibilidad de poner en práctica nuevas formas de acción.
Revisión continúa de estrategias de regulación emocional
Algunas maneras de mejorar nuestras estrategias de regulación emocional son:
- Mantener la calma
- Hablar con voz firme y suave, en términos precisos, usar pocas palabras
- Prestar atención y reforzar conductas positivas
- Instrucciones o consignas claras y específicas, no generales o cargadas de valoraciones
- No retarles por cosas que otro podría permitir porque genera confusión
- En edades más avanzadas puede proponerse el hacer preguntas en lugar de dar sermones. Por ejemplo: ¿qué paso? ¿Cómo lo podemos resolver? etc.