Hoy más que nunca, ser adulto significa vivir en un mundo que nos golpea con constantes cambios y transformaciones. Un mundo que nos pone cara a cara con situaciones complejas, y que muchas veces, nos deja perplejos. Son justamente aquellas situaciones, que requieren de habilidades de afrontamiento o habilidades sociales para así, poder transitar estos cambios de manera tolerable.
La presencia de preocupaciones es una parte normal de la vida. A veces nos ayuda a enfocarnos en la solución de un problema, ¿qué sucede cuando llegan a deteriorar nuestro desempeño diario?
El mayor desafío de encontrarse con el hogar vacío cuando los hijos han buscado otros rumbos tiene que ver con la ruptura de un guión, con la necesidad de reestructurar vínculos.
Las emociones forman parte de la vida cotidiana de todos, y eso no excluye a niños y adolescentes, quienes en el transcurso del día se encuentran con múltiples situaciones que son generadoras de las más variadas emociones. Como cuidador muchas veces estas situaciones nos ponen en encrucijadas difíciles de despejar.
El modo en que una familia funciona, la forma en que sus miembros se comunican, la flexibilidad que la estructura familiar posee para adaptarse a cambios externos o internos, determina que pueda convertirse en matriz de crecimiento o que pueda ser un generador de ansiedad para sus miembros.
La ansiedad es una de las tantas emociones que pueden aparecer en la infancia. En ocasiones esta se expresa de manera disfuncional e interfiere en la vida cotidiana. En relación a cómo reconocer la ansiedad disfuncional hay cinco esferas de funcionamiento que cambian en los niños y adolescentes cuando están ansiosos, experimentando cambios fisiológicos, emocionales, conductuales, cognitivos e interpersonales.
Las emociones se presentan como respuestas fisiológicas y experienciales ante eventos particulares, cumplen con una función adaptativa y permiten al ser humano organizar su conducta en relación al contexto.
La ansiedad es una emoción normal que todas las personas hemos experimentado, forma parte de mecanismos básicos de supervivencia y es una respuesta a situaciones del medio que nos resultan sorpresivas, nuevas o amenazantes.
Vivir en otro país puede implicar que todo sea organizado, que haya estabilidad económica, que la gente sea muy educada y formal, que el conductor de un auto se detenga para darte paso cuando intentás cruzar la senda peatonal; vivir en otro país puede implicar mucho más que todo eso “tan perfecto”.
Vivir en otro país te permite experiencias únicas, como la oportunidad de conocer gente extraordinaria, con la que de otro modo hubiese sido muy difícil cruzarse en la vida. Vivir en otro país te permite abrir la cabeza hacia un nuevo mundo, pero también hacia tu propio mundo, hacia uno mismo.
Existe una hipótesis lingüística (*) que postula la relación entre el habla de una persona, y la forma en que la esta entiende y conceptualiza el mundo. Lo que es decir que cada lengua posee palabras únicas, que sólo pueden ser decodificadas cabal y puntualmente por quien comparta ese mismo código, o habla. Así, por ejemplo, …
Cada lengua tiene sus propias maneras de percibir la realidad Leer más »
